sábado, 10 de mayo de 2014

Alba Nadal, una catalana en el reino de Bournonville

Alba con Gregory Dean en Agon. Foto: Costin Radu


Alba está a tope, diversos papeles en el ballet actualmente en cartel “La Bayadere” (reseña en ballet y más aquí), imagen destacada en las magníficas fotografías que decoran las vallas protectoras de las obras de la ciudad, roles de solista en los emblemáticos ballets de Bournonville y viaje relámpago a Barcelona para participar en una gala. Aún así, pudimos conocer más a fondo su trayectoria y disfrutar de la sensibilidad, energía y lucidez de una persona vital, trabajadora, perseverante y sobre todo, encantadora.


Carolina Masjuan


 ¿Cómo te interesaste por el ballet? 

Me acuerdo que ya de bien pequeña, me encantaba bailar, fuera lo que fuera. Mis padres solían poner música en casa (especialmente los fines de semana) y yo simplemente me ponía a bailar sin reparo. Disfrutaba tanto… tengo el recuerdo de este sentimiento tan vivo como si fuera ayer. Bien poco me importaba quien miraba o dejara de mirar… escuchaba canciones de Elvis, Beatles, Serrat, Neil Diamond, Supertramp, lo que fuera y yo sola me ponía a bailar. Al ver esa pasión por el baile, mis padres decidieron, con solo 4 años, “apuntarme” a clases en la escuela de Ballet Olga Roig de Manresa. Allí empezó todo.

Mi padre no era demasiado partícipe de que sólo “bailara” y por eso mis actividades extraescolares a esa edad fueron cuatro: Natación, inglés, Judo y Ballet. Al poco tiempo, ya definí mis preferencias: Perdí motivación por el Judo, me gustaba la natación y me encantaba el ballet. Con el tiempo, éste se convirtió en mi auténtica pasión (le gustara o no a mi padre). Miraba videos, fotos, me atraía muchísimo ese mundo y, sobre todo, el bailar por inercia de la música. Eso era lo que en realidad a mí me gustaba.

Alba en el Russian Pas de Deux de Swan Lake
con Jean-Lucien Massot. Foto: Henrik Stenberg
Procedes de un pueblo del centro de Catalunya, imagino que fue complicado poder formarte.... 

Procedo de un pequeño pueblo, Sant Fruitós de Bages, y empecé mi formación en la escuela de Ballet Olga Roig de Manresa, gran profesora y, a día de hoy, también gran amiga. A ella le debo mucho, no sólo por sus conocimientos y la formación que me dio, sino también por su incondicional fe en mí. Ha sido uno de los principales pilares y puntos de referencia en mi trayectoria. 

A los 8 años, me motivó para que hiciera las pruebas de acceso al Institut del Teatre en Barcelona, institución donde continuó mi formación durante los próximos tres años bajo el liderazgo de Barbara Kasprowitz.

¿Tuviste apoyo familiar? 

Tuve apoyo incondicional de mi madre, y apoyo económico de mi padre hasta el divorcio a mis 18 años. Debo confesar que el amor de mi madre ha sido y está siendo vital en mi trayectoria artística y personal. No tenemos una tradición de baile en la familia, por lo que no hay una experiencia previa pero, he tenido la gran suerte de encontrar en mi camino, en el momento y lugar apropiado, personas que me han guiado y confiando en mí. Pero la persona que siempre ha estado y sigue estando a mi lado es mi madre. Ella veía que disfrutaba bailando, que lo vivía apasionadamente, y desde mis inicios en este mundo, ha luchado para que pudiera desarrollar y crecer en mi pasión.


Cuéntanos un poco sobre tu trayectoria, formación.

Danza Española de Swan Lake con
Fernando Mora. Foto: Rene Erik Olsen


En el verano de 1998, hice (por iniciativa de nuevo, de Olga Roig), un curso de verano en la escuela de Víctor Ullate, en Madrid. Fui con unas amigas y, en un principio, simplemente se trataba de tener una nueva experiencia, enseñanzas de tan gran profesor, y punto….pero, el desenlace fue otro. Víctor me invitó a seguir mi formación en su escuela. Acepté, y a los 12 años, me trasladé a Madrid. Después de 6 años en su escuela, donde también estuve de “aprendiz” en su Compañía, decidí audicionar para el Royal Ballet Upper School. Me aceptaron, y a los 18 años me fui a vivir a Londres, por un año. Personalmente, considero que estas dos decisiones, primero a Madrid y posteriormente a Londres, han sido decisiones vitales que han marcado profundamente la dirección de mi desarrollo artístico.

¿Cómo recuerdas tus distintas escuelas?

Sólo guardo buenos recuerdos. Cada una de ellas me ha transmitido aprendizajes, experiencias y dado momentos únicos, a la vez que considero que mantienen identidades muy diferentes.

La escuela de Olga Roig ha sido mi origen, donde descubrí mi amor por la danza; en el Institut del Teatre, me enseñaron disciplina, técnica, me abrieron la puerta a la variedad de estilos, (durante mis primeros años era obligatorio cursar contemporáneo, danza española y clásico, antes de poder especializarme en la rama de danza clásica, en el antiguo “cuarto grado”). De Victor Ullate, aprendí mucho. Me marcó mucho, y fue allí, donde realmente me mentalicé de que quería ser bailarina. Él me enseñó a querer y respetar la danza pero, sobre todo, con la mentalidad de que “sin trabajo, nada se consigue”. Recibí muchas clases suyas donde la técnica era siempre una de los pilares más importantes. Fue una etapa muy intensa, donde tuve que combinar horas de clase, horas de ensayo con la compañía, giras y el horario nocturno en el Instituto Cervantes para sacarme el Bachillerato.

Finalmente, fue en mi etapa en el tercer curso del Upper School en el Royal Ballet, donde se me abrieron los ojos a la grandeza de este arte. Fue muchísimo lo que aprendí allí. Teníamos clases de todo tipo: clases de danza, paso a dos, repertorio, pilates y ensayos como “apprentices” en tal increíble Compañía. Hay una cultura por la danza que nunca había visto antes, momento también vital para mí, porque me di cuenta que volver a España, como bailarina,  se convertía en una posibilidad cada vez más lejana.

Russian Pas de Deux de Swan Lake
con Jean-Lucien Massot. Foto: Henrik Stenberg
¿Deseabas específicamente bailar en el Royal Danish Ballet o fue casualidad? ¿Entraste por audición? 

Sinceramente, mi aterrizaje en el Royal Danish Ballet fue una auténtica casualidad. Acabé mi curso en el Royal sin trabajo (bueno, con contrato en una compañía escocesa pero sin convencimiento por parte mía), por lo que me fui a casa, medio inquieta, medio desesperada, por encontrar una compañía clásica donde podía y quería trabajar. Un día recibí inesperadamente un email de Henning Albrechtsen, en aquel entonces, Deputy Artistic director del RDB, bajo el liderazgo de Frank Andersen, en el cual me invitaba a audicionar en la Compañía. En aquella temporada, destacaban en su repertorio, ballets como Etudes y el Festival Bournonville y necesitaban chicas con cierto nivel (por motivos de lesión y maternidad), por lo que, éste, contactó con el Royal Ballet. Ellos le dieron mi nombre. Sin cuestionármelo, compré billete de avión para el día siguiente, reservé hostal y audicioné (audición privada), tomando clase con la Compañía. Ese día Frank no pudo venir a ver la clase, pero si lo hizo Henning. Fue entonces él quien me vio con posibilidades de entrar pero, evidentemente, Frank tenia que dar la última palabra. Yo tenia billete de vuelta para el siguiente día, pero Henning se preocupó de cambiármelo, de reservarme una habitación en el Hotel Opera (enfrente del teatro) para que pudiera hacer clase el día siguiente. Y así fue. Frank me vio y finalmente me ofreció contrato. Desde entonces llevo bailando en el RDB diez años.

¿Te costó adaptarte a la ciudad y a la compañía?

Afortunadamente fue relativamente fácil. Copenhague me gustó desde el primer momento, es acogedora, limpia, y muy agradable, y uno de los aspectos que más me gustaron en el proceso de adaptación fue la “bicicleta” como medio de transporte. Lo peor: el frío y las pocas horas de sol de enero y febrero.

En una compañía de estas dimensiones, siempre encuentras personas con las que estableces mejor conexión que otras, pero en general, la cultura de bienvenida y acogida del RDB es muy generosa; y es uno de los aspectos que más llama la atención cuando nuevos bailarines, o bailarines invitados, vienen a bailar con nosotros. La cultura nórdica, la manera de expresarse, de trabajar, es definitivamente muy diferente a la mediterránea y si bien hay aspectos que no envidio, en otros nos queda mucho por aprender.


Eidolon de Kim Brandstrup con Alban Lendorf.
Foto: David Amzallag

Me imagino que trabajáis mucho el estilo Bournonville ¿Quiénes son actualmente vuestros maestros y repetidores para él?

Efectivamente, cada temporada bailamos uno a dos ballets  Bournonville, y si no, los llevamos de gira. Destacan “La Sylfide” y “Napoli” pero la temporada que viene repetimos la nueva versión de Folkesagn. 

Respecto al estilo Bournonville, hay mucho amor por conservar su tradición y estilo pero, nuestro actual director, Nikolaj Hübbe, junto con Sorella Englund, en los ballets mencionados por ejemplo, han roto con el convencionalismo y, aunque respetando los pasos y la tècnica, sí han re versionado estos ballets.

He tenido la oportunidad de trabajar con grandes expertos de este estilo: Lis Jeppesen, Anne-Marie Vessel, Sorella Englund, Nikolaj Hübbe, Thomas Lund, Gudrun Bojesen….Todos y cada uno ¡tienen tanto que ofrecer! Es realmente una maravilla sentir su pasión por su cultura danesa y la manera como la transmiten al bailarín extranjero.

¿Te resultó difícil familiarizarte con él?

Fue todo un “challenge” para mí ya que no había recibido ningún tipo de formación al respeto. Pero afortunadamente, he tenido la oportunidad de bailar partes destacadas, o mejor dicho, partes muy bonitas en la mayoría de ballets que hemos representado, cosa que me ha permitido interiorizar más la esencia de este estilo. Por ejemplo, Pas de 6 y Balabile en Napoli, Pas de 7 y Birthe en Folkesagn, Paso a 3 en La Ventana, 2 Sylfider en La Sylfide, Conservatorio… Es un estilo con mucha batería y duro trabajo de pies pero ejecutado con generosidad y delicadeza en la parte superior (brazos, cabeza…).

Bournonville, Balanchine, grandes clásicos de repertorio ¿tienes algun coreógrafo o ballet preferido? 

Caliope en Apollo y Dark angel en Serenade, los de Balanchine son partes que artísticamente me han marcado mucho. De Bournonville destaco Birthe en Folkesagn, Paso a 3 de La Ventana y Paso a 6 de Napoli.

Las vallas que protegen las obras de la plaza del teatro
decoradas con fotos de ballet. Alba en las tres primeras.
Un repertorio variadísimo y además creo que también se organizan work-shops con jóvenes creadores ¿participas en ellos? 

Cuando me es posible sí. En muchas ocasiones es también una cuestión práctica. Disponemos de una agenda de ensayos muy intensa y, a veces, se pueda dar el caso que los ensayos de diferentes producciones se lleven a cabo en el mismo tiempo y, el coreógrafo o el joven creador, tengan una lista limitada de bailarines a escoger.  

¿Te gusta bailar contemporáneo?

Me encanta el neo-clásico, el moderno… me gusta aprender cosas nuevas y atreverme a moverme y conocerme en otros estilos ya que personalmente me permite complementar y crecer en la danza clásica. Yo necesito de los dos estilos.

Copenhague es también una ciudad muy creativa, con mucho diseño ¿en qué ocupas tu tiempo libre aquí?

Uff…tiempo libre…., aparte de la jornada laboral, también estoy estudiando Psicología por la UOC, hago clases de danés y estoy totalmente aficionada al Bikram Yoga. También tengo intención de sacarme el carnet de conducir, y, cuando puedo, también exprimo tiempo para aprender griego. Cuando no hago nada de esto, tengo que admitir que la ciudad tiene mucho que ofrecer. Siempre hay ratos para pasear, tomar el café con amigos, ir de cena de vez en cuando, ver otros espectáculos… a veces desearía que el día me pudiera regalar unas cuantas horas más (risas).



Eidolon de Kim Brandstrup con Alban
Lendorf. Foto David Amzallag
Y en cuanto al público de la ópera ¿cómo lo definirías? Supongo que está entusiasmado con lacompañía, la misma Reina Margarita acude a ver representaciones muy a menudo e incluso ha participado en la creación de algún vestuario ¿es así?


Efectivamente, tenemos un público aficionado y muy variado pero que reacciona efusivamente si la actuación es de su agrado. Por otro lado, en los últimos años, la administración ha aportado nuevas iniciativas para atraer aún más gente, sobre todo a la gente joven, y al público sin abono anual, que a lo mejor viene al teatro de forma esporádica, ya sea por no tener un especial interés o educación en danza, o por motivos económicos. El resultado está siendo realmente exitoso: Por ejemplo, están las actuaciones llamadas “Dance2go”. Se trata de “triple bills” de máximo dos horas de duración, donde todas las entradas cuestan sólo 200kr, sea platea, primer balcón o gallinero. 

También hacemos la “clase” en el escenario una vez al mes, que de forma gratuita la gente puede venir a vernos y sentarse también donde guste (Brunch Ballet); actuaciones transmitidas “live” en los cines; nuevas versiones/producciones de los Ballets Bournonville de toda la vida, a las cuales  tan acostumbrado está el público devoto… De esta manera, también se intenta atraer a la gente a venir al teatro, y también a que entiendan a los bailarines, y al arte del ballet de una forma más cercana. Juntamente con estos ejemplos y otros eventos, proponemos un repertorio variado especializado en clásico, y dos producciones modernas en Gamle Scene o en el Skuespilhuset.

Respecto a la reina, es una auténtica admiración y respeto el que tiene por la danza. Viene muy a menudo, muchas veces sola, y en otras ocasiones, con su marido, o con su hermana. Cuando era más joven, acostumbraba también a tomar clase una vez por semana en el teatro con un grupo privado y, efectivamente, ha participado en la elaboración de vestuario, concretamente en el de Folkesagn (reelaborados para el Bournonville Festival 2005). Y, si hay alguna producción específica que le guste mucho, asiste varias veces. De verdad que es un placer.

Con Nehemiah Kish en Eliodon de Kim
Brandstrup. Foto: Costin Radu
Un grupo de bailarines del Royal Danish Ballet actuó en Terrassa hace dos o tres años. ¿La compañía hace muchas giras?

Somos una compañía estatal con residencia en el Kongelige Teater, y allí es donde realizamos la mayoría de actuaciones (combinando con la Opera House y Skuespilhuset), pero, aun así, acostumbramos a realizar un par de giras anuales. Esta temporada ha sido en el Marinsky y la siguiente, cuatro semanas en Australia. También hacemos giras, una vez al año, por Jylland y pequeñas ciudades del resto de Sjælland (Dinamarca), algunas en invierno y siempre en verano.

¿Estás al tanto de la situación de la danza en España?

Sí, sigo la situación de la danza en España pero no de forma persistente. Me llegan la mayoría de noticias vía Facebook, y otras a través de compañeros/as con los que mantengo contacto; pero por otro lado, confieso que  tampoco me obsesiono a seguir al pie de la letra todos los eventos o situaciones. En ocasiones me motiva mucho leer las nuevas iniciativas de compañías, directores y  leo sus  entrevistas; sin embrago, en otras, la lucha persistente del querer pero no llegar a tener la comprensión, el respeto y la ayuda (económica) suficiente que merece este arte por parte de las administraciones y el gobierno, me duele mucho. La situación de la danza en España tiene aún mucho camino a recorrer para llegar a niveles de comprensión y respeto que tiene en ciudades como Londres, París, Suecia, o incluso Nueva York.

Creo que coincidiste con José Carlos Martínez aquí, en Copenhague, ¿estás en contacto con él? Has visto bailar a la CND desde que él la dirige? 

Sí, efectivamente coincidí con José Carlos Martínez aquí en Copenhague, donde vino a bailar con nosotros Etudes de Harald Lander. Una experiencia fantástica en todos los aspectos. Un hombre encantador, generoso, y con sentido del humor y, sobre todo, un fantástico bailarín que trajo mucha inspiración para todos nosotros.

Desafortunadamente, no he tenido oportunidad de ver la compañía en directo aún, desde que él es director. Siempre que estoy en casa de vacaciones, no coincide con actuaciones del CND o no me ha sido posible. Pero está en la agenda. Por otro lado, confieso que sí sigo su actividad a través de los videos y entrevistas colgadas en la red. Encuentro que el repertorio que ofrece es muy interesante. Me atrae mucho ya que combina los estilos de clásico, neoclásico y moderno, justamente una situación que para mi gusto es idílica para todo bailarín.



Urban ballerina (foto decorativa por la ciudad) con
Charlie Andersen. Foto Hening Sjostrom.
¿Y el Ballet de Ángel Corella? Empezó con una gran compañía que tuvo que ir menguando ya quecada vez le daban menos ayudas a pesar de obtener gran éxito de público y críticas ¿Lo has visto en algún momento?

Sí, pude ver un “triple Bill” de su compañía en Barcelona en uno de mis veranos. Una actuación llena de energía y calidad.


Él soñaba con una compañía a imagen del ABT en Barcelona y ya demostró con su Lago de los Cisnes que llenaba el Liceu ¿crees que el ballet podría ayudar al Liceu a dinamizarse?

Sin lugar a dudas. La danza es esencial en toda cultura, aunque a veces las administraciones se resistan a verlo. Sin baile nos morimos. La esencia del ballet, el moverse por iniciativa de la música, el expresar con el cuerpo y los gestos una historia, son elementos mágicos y necesarios para nuestra cultura y sociedad.

Margarita Medina escribió en la revista Danse con ocasión de vuestra puesta en escena del Cascanueces que se podía apreciar tu temperamento ibérico en la danza española ¿crees que efectivamente tu origen trasciende en tu danza?

Sí (risas), soy la única española en el RDB y cuando se trata de danzas con carácter, en los castings, suelen no ocultar mis orígenes mediterráneos.

¿Puedes venir a menudo a Cataluña?

En toda ocasión cuando tengo vacaciones, mi destino favorito sin dudarlo por un momento, es mi casa: mi madre, mis hermanos y mi querida tierra y cultura.

¿Cuáles son tus planes de futuro? 

Muchos y ninguno. De momento seguir creciendo en esta compañía, seguir combinando mis estudios en Psicología y mantener una visión abierta para posibles oportunidades.  



Alba Nadal con Gregory Dean en el paso a tres de La Ventana, 
coreografía de Bournonville. Foto: Costin Radu